(Este artículo salió en la revista Trompetas Completas de Julio de éste año y solo hasta ahora me acordé de subirlo)
La última película de Tim Burton y producida por Walt Disney Pictures se disfraza de adaptación de las novelas de Lewis Carroll “Alice Adventures in Wonderland” y “Through the Looking Glass”, solo para entregar escenarios oníricos y personajes que de extraños solo tienen la apariencia.
Solía tener respeto por Tim Burton, siempre me pareció un cineasta que no solo porta una estética visual sino también narrativa, con Mars Attacks mostraba que nada le importaba, o al menos no le importaba encajar en Hollywood. Que decir, hasta con la ridícula Planet of the Apes resaltó que no le importaba nada, con lo risible de la película, sus decorados plásticos y su tratamiento a lo épico “wannabe”. Sleepy Hollow es otro ejemplo, y la lista puede seguir. Claro, Tim Burton se reía de las convenciones del mainstream, con diseños fantasmagoricamente cómicos, con villanos que se robaban el papel estelar, con animación stop-motion. Claro, también había hecho Charlie and the Chocolate Factory, pero se le perdonaba así como se le perdonó la de los monos. Estaba todo bien con Tim Burton, hasta con su músical en clave de opera-dark de época.
Hasta que decidió transar.
Y uno puede pensar que Tim Burton ya había transado, cuando hizo Batman, pero no. Peor que transar es transar con Disney, la industria cinematográfica más bandera del establishment en todo Hollywood. En todo caso, cuando supimos que Burton iba a hacer una versión de Alice junto a Disney la idea era esperanzadora. Pocos cineastas parecían más adecuados para llevar a cabo el proyecto, el imaginario visual y la extrañesa de los personajes de Burton garantizaban una formula que rendiría honores y homenajes a la obra original. La mayor traba de Disney parecío, durante un momento, que no permitirían que la oruga estuviese fumando “porque la van a ver los chicos y va a tirar una idea equivocada” decían los ejecutivos. Digamos, estupideces con las que se podían lidiar. Luego vino el teaser, y ya parecía que había algo raro, muchas imágenes de Mad Hatter. “Bueno”, piensa uno ingenuamente, “es que quieren explotar la figura de Johnny Depp así que lo muestran mucho en el anuncio”. Y después viene el trailer que siembra más inetrrogantes, ¿qué está haciendo Tim Burton? Y finalmente sale la pelicula. La película, por supuesto, al ser de Disney atrae audiencias infantiles, y al ser de Burton lleva millones de emos de 15 años. Rompe la taquilla, cumple con las expectativas de Disney que le da más platita a Tim Burton… a cambio de su alma, claro.
La tranza
No me voy a poner en estamental, ni en crítico de valores artísticos, no se si la película es mala, me llamaría al atención si fuera buena. No me sorprende que este bien lograda desde la producción, o que los diseños sean espectaculares. De lo único que estoy seguro es de que viola absolutamente la escencia de las novelas de Lewis Carroll.
De una adaptación puede o no gustarte el trabajo, la interpretación del realizador. Uno puede aceptar la idea que el momento “x” o el momento “y” hayan sido omitidos y otros elementos hayan sido introducidos por decisión de director, productor, etc. La adaptación es así, prescindirá de ciertos elementos y añadirá un par más, altera los componentes o el orden del relato, les cambia la ropa a los personajes, capaz que le cambie la cara a los personajes, lo que dicen o su trasfondo. Vale, es una adaptación. Pero una adaptación también rescata la escencia de su obra original, sin alterar su naturaleza. La violación perpetrada por Tim Burton y la guionista Linda Woolverton (niña prodiga de Disney, responsable del Rey Leon y otras cosas más) es exactamente esto, desnaturaliza el sentido de la obra. Darle estructura clásica a un relato completamente caótico, a falta de otro título, traiciona completamente el ideal de las novelas por completo, altera el objetivo de todos sus recursos. Porque, a ver: más allá de ésta estructura, las novelas, en partícular la segunda, tratan tópicos como ser la filosofía del lenguaje, la lógica y la geometría. Ahora, supongamos que la película no toque éstos temas porque no da o por lo que fuere. Pensemos que, en función de intereses económicos y de metraje, Burton elija no mostrarnos el dialogo entre Alice y Humpty Dumpty o el encuentro con la Duquesa. Bien, todavía puede hacer una adaptación de los libros respetando la naturaleza de éstos. En cambio se decide reformar todo desde el grado cero. Cae en una estructura narrativa clásica, transformando la historia en viaje de descubrimiento a-la camino del héroe en un contexto épico. El guión tiene el sabor de una adaptación "disneyficada" de una leyenda de aventuras. Transformar a Alicia en una "elegida" es no entender en absoluto cual era el proposito de la heroína en las novelas, o de estas en cualquier forma; es también seguir explotando el ya tan malgastado monomito, ponerle de título "Alice Potter in Narnia" hubiese sido más adecuado. Esta bien que quieran hacer algo diferente a las versiones anteriores, pero con una historia tan diferente y un concepto tan torcido surge una pregunta: ¿para qué seguir llamandola Alice? De los libros de Carroll todo lo que quedan son los paisajes (espectaculares seguro, gracias al poder del CGI), ni siquiera los personajes son consistentes. Seguro, pueden tener los mismos nombres y vestirse parecidos, pero los personajes de Wonderland no se comportan guiados con un fin, y eso es parte del encanto y la identidad de la obra. Una ridiculez -no una locura-, completamente funcional a las expectativas de una corporación convencional, aburrida y que nunca tuvo una sola idea original; como artistas son excelentes empresarios. Lo que hicieron con Alicia es algo similar a lo que pasaría si se intentase dar una tonada seria a los clásicos Looney Tunes… ah perdón, me olvidaba de Space Jam.
¿Porqué Tim Burton ha menospreciado a su audiencia? ¿Creería que darnos una lectura que respete el formato de las novelas era muy dificil? ¿Qué el espectador no lo iba a entender? Tal vez si, tal vez tenga razón. Todos vimos la Alice de Disney de los 50’. Esa película era mucho más fiel a las novelas y fracasó. A la gente no le gustó y recaudó muy poca plata. Claro, ya no son los 50’ pero las cosas parecen haber cambiado poco. Al seguir la formula épico + efectos + batalla + estrellas Disney se garantiza la pochoclera de la semana. La receta aplicada es perfectamente adecuada para una audiencia que se “copa” con las imagenes que son “re-flasheras”, simpatiza con la “rebeldía” de Alicia, y se siente identificado porque ahora “wonderland” se llama “underland” porque todos sabemos, ¡eso es re-groso chabón!
Creo que lo que más bronca –o tristeza, no importa- me produce es pensar en la gente que, tras ver ésta película, pueda esperanzarse con leer el libro y, al dar con el, se decepcionen y no les guste porque no tiene nada que ver con la película.
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