Aqui les va la alegria 3

Sepan disculpar la demora de este tercer capítulo pero la fuente de mi juventud económica es tambien una moneda al aire sin corriente contínua.
Veo que los agente garcas han prestado sus distintas críticas lo cual agradezco y valoro como tal.
De entre los primeros detalles puedo decir de este tremendo demonio, es k se encontraba de vaquero suelto, remera roja y en medias a tonos otoño. Dejandole el cambio a mi taxi baje y camine sin perderla de vista.
Estaba mas grande. Estaba mas hermosa. Su sonrisa no habia cambiado en nada,al igual que su abrazo.
Luego de escucharle un estas igual, fuimos directo a su pieza preferida. Le encanta dormir. Y como tiempo atras atine a hacer lo mismo para ella. Me descalze. Saque un pucho a compartir y me dispuse a que me cuente de su calle, de su vereda, de su mares, de sus montañas, su vida. Le encanta hablar, aunque mas escucharme recuerdo bien.
En el medio de su decir, nos comimos la boca.Hicimos un solo bocado. Que estruendo suave. Deje de temblar cuando me acorde de respirar. Valga la rima, una fantasia hecha de nuevo realidad, solo que con otros acordes y sin musica estaba vez, solo dos cuerpos dando masa y tela que cortar. Parecia parecer algo aparecer y desaparecer. La copa de vino que me invito fue el indicio de pensar que esta chica me quiere mas. Me esta haciendo la cabeza. Y claro, me la deje hacer tranquilamente segui pensando tras darle un sorbo mas largo. Tipo de narcotico que se encuentra de a dos y confundirte es la prioridad.

Posterior al vino, a la primera copa, comenzo a preguntarme de manera presumida cosas. Yo, sonriente me preste al juego. Asi una vez mas, nos enredamos en palabras, en frases, esas conexiones que hacen intenso el momento. En esos detalles no puedo entrar, su porque es simple, no puedo recordar tal dialogo lubricado por la onda del mismo. Lo que si puedo agregar, es que el tiempo paso tan lento como nuestro frenesi. Fabuloso.
Tras la segunda copa, me encendio y un soliloquio se hizo miel para los oidos de mi amante. Mis palabras la encendieron ahora a ella. Esta vez, sus movimiento eran deseosos, estaba a punto caramelo, y este cocinero dio el primer bocado comunal.
Continuo?